¿Quieres cocinar huevos al horno? La verdad es que en un primero momento puede llegar a extrañar, pensando que sencillamente no se pueden cocinar de esta forma. Pero la realidad es distinta.
Se trata de una forma rápida y sencilla de prepararlos, conservando todo su valor proteico, además de evitar los excesos de grasa de cocinarlos con aceite. No dudarás en hacerlos cada semana por su sencillez, y ligereza, y es que el objetivo de ganar o perder peso comienza en la cocina.
Ingredientes de los huevos al horno
Los ingredientes se duplicarán cada 4 comensales
- Cuatro huevos
- Tres lonchas de jamón york
- Queso rallado al gusto
- Albahaca seca al gusto
- Cuatro cucharadas grandes de tomate frito
- Sal al gusto
- Cucharada de aceite de oliva
- Pimienta negra al gusto
Preparación
- Precalentamos el horno a 200 grados. Mientras tanto, disponemos cuatro recipientes que tengan un poco de aceite de oliva y algunas tiras de jamón de York. No todas, ya que guardamos algunas para después.
- Mezclamos el jamón con el tomate y le añadimos una pequeña cucharada de nata junto a la albahaca. Después, ponemos una cucharada de la mezcla que hemos formado en cada uno de los moldes que vayamos a utilizar.
- El jamón que habíamos guardado lo repartimos en los moldes. Posteriormente, cogemos los huevos, los rompemos y colocamos las claras en cada molde. Con la cuchara hacemos un pequeño agujero en estos recipientes y añadimos cada yema.
- Espolvoreamos queso rallado y ponemos algo de sal y pimienta. Cuando ya tengamos la mezcla preparada, solo horneamos a 200 grados durante 10 minutos.
Tanto si queremos prepararlos para perder peso gracias a reducir las cantidades de grasas y aceites en la dieta, como si queremos ganar dicho peso gracias a los valores proteicos, los huevos al horno deberían ser unos indispensables. Además. gracias a que podemos combinarlos con casi cualquier ingrediente adaptado al horno, se hacen súper versátiles.
Otra forma sería preparar simplemente los huevos, conservarlos, y realizar tostadas con ellos después, adaptadas a nuestra dieta o menú semanal. Las opciones son ilimitadas prácticamente.
Si queremos ganar o perder peso, debemos hacerlo con control
Al contrario de lo mucha gente piensa, el sobrepeso y obesidad no son problemas únicamente estéticos. Existe una serie de factores que indican lo peligroso que son los kilos de más para nuestra salud y organismo. Enfermedades crónicas como la diabetes, cardiovasculares, así como problemas en las articulaciones y órganos, problemas de sueño y problemas de energía son solo algunas de las afecciones que puede generar el sobrepeso.
¿Qué es el sobrepeso?
Del mismo modo que se pierde peso al quemar más calorías de las que se ingiere, se engorda cuando comemos comidas grasas y muy calóricas, de manera muy frecuente, y no las quemamos. Es cierto que de vez en cuando no es malo darnos caprichos y pasarnos en las comidas, pero si se hace de forma muy repetida, acabamos acumulando cada vez más grasa en nuestro cuerpo; aunque un poco de esta no es malo, en exceso puede ser realmente dañino.
Durante los últimos años cada vez más personas sufren de sobrepeso. En la conocida «Epidemia de la obesidad» en la que actualmente vivimos es más común encontrar comidas ultraprocesadas que en el pasado, de ahí que una mayor parte de la población sufra de los kilos demás. Esta epidemia es más frecuente en niños y adolescentes, ya que son los más expuestos a este tipo de comidas perjudiciales. La hipertensión, el colesterol y la diabetes son más frecuentes en este rango de edad.
Problemas derivados de la ganancia de peso sin control
La obesidad y el sobrepeso no solo afecta a nivel físico, sino también a nivel psíquico y mental. Algunos de los problemas derivados son:
Asma: Padecer de obesidad favorece que la persona desarrolle asma o, en caso de que ya la tuviese en el pasado, la agrava. Las actividades físicas normales del día a día o practicar deporte cuesta más cuando se sufre de sobrepeso.
Niveles altos de colesterol: Tener unos niveles anormalmente elevados de colesterol «malo» en la sangre, así como poca cantidad de colesterol bueno puede acabar generando graves problemas de corazón.
Grasa en el hígado: Una cantidad grande de grasa en el hígado puede llegar a provocar que este se inflame y daños permanentes en este.
Cálculos biliares: La acumulación de bilis acaba por endurecer la vesícula, haciendo que, en muchos casos, se tenga que recurrir a una cirugía para aliviar esta afección.