Protocolos de Seguridad en Repostería

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Hace ya más de un año que el virus causando por el coronavirus vive día a día con nosotros. Desde marzo del año pasado, nuestra vida, tal y como la conocíamos, cambió de repente. Se acabaron los besos, los abrazos, las reuniones familiares, las citas en restaurantes. También, muchos sectores laborales se vieron notoriamente afectados: el teletrabajo vio su creciente auge, y en general la manera de cómo se realizaban ciertos trabajos tuvo que cambiar. 

Pero no todo es malo, ya que gracias a esa obligación de permanecer en la seguridad de nuestros hogares, los niveles de contaminación de, sobretodo, grandes ciudades disminuyó notoriamente. Por otra parte, es a causa de esta pandemia que muchas personas han abierto los ojos para ser cada vez más conscientes de la necesidad de mantener una correcta higiene diaria; actualmente llevar una botellita de gel hidroalcohólico, u otro producto desinfectante, para usar fuera de casa está a la orden del día. Este aspecto de cuidar y vigilar lo que tocamos y ser conscientes de la necesidad de lavar frecuentemente nuestras manos, es algo que, con total seguridad, permanecerá en nuestra vida una vez se establezca la nueva normalidad. 

Uno de los trabajos que más se han visto afectados por esta pandemia ha sido la hostelería. Aforos reducidos, horarios recortados y con el ojo crítico permanentemente en estos negocios son a penas algunas de las medidas que han sufrido. Por ejemplo, empresas de repostería han tenido que reenfocar su modo de trabajar. Muchos tuvieron que emplear más seguridad a la hora de elaborar sus productos; a los guantes y gorros de cocina se unieron las mascarillas, tanto de tela, como FFP2, higiénicas o quirúrgicas … A pesar de la confusión inicial y del tiempo que se tuvo que esperar para establecer cual era la más adecuada para los sectores dedicados a la comida, actualmente las FFP2 y FFP3 son las más utilizadas, seguidas muy de cerca por las de tela con, mínimo, 90% de filtración. Aquellas con menos de ese porcentaje quedan obligatoriamente desechadas. 

La repostería, junto con sus hermanas del sector, ha tenido que emplear muchos más recursos para garantizar la seguridad sanitaria. Más horas para desinfectar y limpiar, ser mucho más conscientes de los riesgos que puede suponer trabajar en tiempos de pandemia, ya no solo a nivel laboral si no también personal; las personas dedicadas a la elaboración de comida o aquellas que trabajan de cara al público se han visto más presionadas en su día a día, ya que un posible contagio supondría un serio problema en su ámbito laboral. 

Definitivamente la vida no es la misma. Esta pandemia ha venido para modificar totalmente nuestra forma de comprender las relaciones sociales humanas, para hacernos más conscientes de la importancia de mantener una correcta higiene, tanto personal como del entorno que nos rodea y, sobretodo, para valorar cosas que antes dábamos por hecho. Los geles hidroalcohólicos, la desinfección de espacios públicos y las mascarillas han llegado para quedarse, y según parece, durante una larga temporada. 

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